“Sleep Divorce”: el fenómeno de dormir separados para mejorar la pareja

Cada vez más parejas eligen no compartir la cama o incluso la habitación, en una decisión que nada tiene que ver con el desamor. Ronquidos, insomnio o hábitos distintos motivan esta tendencia que apunta a mejorar el descanso, evitar conflictos y reforzar el vínculo afectivo.

Durante mucho tiempo, compartir la cama fue considerado un símbolo indiscutible del amor de pareja. Sin embargo, una nueva tendencia está ganando cada vez más fuerza: el sleep divorce o “divorcio del sueño”. Lejos de implicar una ruptura emocional, esta práctica se presenta como una estrategia para mejorar el descanso y, paradójicamente, fortalecer la relación.

Ronquidos, movimientos constantes, diferencias de horarios, temperaturas o hábitos como dormir con la televisión prendida, son algunos de los factores que afectan la calidad del sueño en pareja. Frente a estas situaciones, muchas personas deciden mudarse a otra cama o incluso a otro cuarto, priorizando el descanso individual sin que eso implique una crisis.

Según una encuesta del Better Sleep Council realizada en Estados Unidos en 2023, el 63% de las parejas admite no compartir la cama durante gran parte de la noche, y un 9% directamente duerme en habitaciones separadas. Para muchos, esa decisión es parte de una dinámica consensuada y amorosa. Es el caso de Elida y Antonio, un matrimonio de más de 45 años, que optó por dormir en habitaciones distintas tras mudarse. “Nos sentimos más cómodos y descansamos mejor. Fue un acuerdo positivo”, explica ella.

La psicóloga María Sivana señala que este tipo de decisiones debe enmarcarse dentro de lo que en su disciplina se denominan “contratos explícitos o implícitos”. Es decir, acuerdos entre los miembros de la pareja que se negocian conscientemente o se asumen como mandatos sociales. Romper con la idea de que dormir separados implica una falta de amor permite desactivar prejuicios y construir vínculos más saludables.

La ciencia apoya esta elección. Investigaciones recientes revelan que el mal dormir puede generar mayor irritabilidad y conflictos en la pareja. Un buen descanso, por el contrario, mejora el humor, la disposición emocional y hasta la vida sexual.

En un contexto donde se revalorizan la autonomía y el autocuidado, el sleep divorce se presenta como una práctica legítima, lejos de los tabúes. Dormir separados ya no es sinónimo de distanciamiento, sino una forma de priorizar el bienestar y la conexión real. Porque si algo queda claro, es que más comunicación y menos mandatos redundan en mejores vínculos.